Una palabra en sí ni te envenena.
Te puede hacer peor, amar el viento.
Si no saco la voz de donde siento,
hablar es un soplar que a hueco suena.
Amor por las palabras, qué condena.
Hablar sin ya saber ni cuándo miento.
Corro, huyendo de mi sentimiento,
peligro de encerrarme en jaula ajena.
Palabras fui y vengo de ser preso,
hice a mi corazón a latir plano,
flojo de verbo y de nombre obeso.
Y llegas con dos tortas por lo sano,
directa a por este corazón tieso,
me callas con un No y le echas mano.